Ella decia: “ la vida necesita de LA PALABRA, si bastase con vivir no se pensaría, si se piensa es porque la vida necesita de la palabra, la palabra que sea su espejo, la palabra que la potencie, la palabra que la eleve y declare al par su fracaso”.
En gramática tradicional, UNA PALABRA es cada uno de los segmentos limitados por delimitadores en la cadena hablada o escrita, que puede aparecer en otras posiciones, y que está dotado de una función.
Para la RAE el término “palabra” (Del lat. parabŏla) significa:
1.
f. Segmento del discurso unificado habitualmente por el acento, el significado
y pausas potenciales inicial y final.
EL PODER DE
LA PALABRA, UN ARMA PODEROSA - Fábula japonesa
Había una
vez un samurái que era muy diestro con la espada y a la vez muy soberbio y
arrogante.
De alguna manera, él sólo se creía algo y alguien cuando mataba a un adversario en un combate y,
por eso, buscaba continuamente ocasiones para desafiar a cualquiera ante la más mínima afrenta.
Era de esta manera como el samurái mantenía su idea, su concepto de sí mismo, su férrea identidad.
En una ocasión, este hombre llegó a un pueblo y vio que la gente acudía en masa a un lugar. El samurái paró
en seco a una de aquellas personas y le preguntó:
-¿Adónde vais todos con tanta prisa?
- Noble guerrero -le constestó aquel hombre que, probablemente, empezó a temer por su vida-, vamos a
escuchar al maestro Wei.
-¿Quién es ese tal Wei?
-¿Cómo es posible que no le conozcas, si el maestro Wei es conocido en toda la región?
El samurái se sintió como un estúpido ante aquel aldeano y observó el respeto que aquel hombre sentía por
ese tal maestro Wei y que no parecía sentir por un samurái como él. Entonces decidió que aquel día
su fama superaría a la de Wei y por eso siguió a la multitud hasta que llegaron a la enorme estancia donde
el maestro Wei iba a impartir sus enseñanzas.
El maestro Wei era un hombre mayor y de corta estatura por el cual el samurái sintió de inmediato
un gran desprecio y una ira contenida.
Wei empezó a hablar:
- En la vida hay muchas armas poderosas usadas por el hombre y, sin embargo, para mí, la más
poderosa de todas es la palabra.
Cuando el samurái escuchó aquello, no pudo contenerse y exclamó en medio de la multitud:
- Sólo un viejo estúpido como tú puede hacer semejante comentario. -Entonces sacando su katana
y agitándola en el aire, prosiguió: -Ésta sí que es un arma poderosa, y no tus estúpidas palabras.
Entonces Wei, mirándole a los ojos, le contestó:
- Es normal que alguien como tú haya hecho ese comentario; es fácil ver que no eres más que un bastardo,
un bruto sin ninguna formación, un ser sin ningunas luces y un absoluto hijo de perra.
Cuando el samurái escuchó aquellas palabras, su rostro enrojeció y con el cuerpo tenso y la mente
fuera de sí empezó a acercarse al lugar dónde Wei estaba.
- Anciano, despídete de tu vida porque hoy llega a su fin.
Entonces, de forma inesperada, Wei empezó a disculparse:
_ Perdóname, gran señor, sólo soy un hombre mayor y cansado, alguien que por su edad puede tener
los más graves de los deslices. ¿Sabrás perdonar con tu corazón noble de guerrero a este tonto que
en su locura ha podido agraviarte?
El samurái se paró en seco y le contestó:
-Naturalmente que sí, noble maestro Wei, acepto tus excusas.
En aquel momento Wei le miró directamente a los ojos y le dijo:
-Amigo mío, dime: ¿son o no poderosas la palabras?
De alguna manera, él sólo se creía algo y alguien cuando mataba a un adversario en un combate y,
por eso, buscaba continuamente ocasiones para desafiar a cualquiera ante la más mínima afrenta.
Era de esta manera como el samurái mantenía su idea, su concepto de sí mismo, su férrea identidad.
En una ocasión, este hombre llegó a un pueblo y vio que la gente acudía en masa a un lugar. El samurái paró
en seco a una de aquellas personas y le preguntó:
-¿Adónde vais todos con tanta prisa?
- Noble guerrero -le constestó aquel hombre que, probablemente, empezó a temer por su vida-, vamos a
escuchar al maestro Wei.
-¿Quién es ese tal Wei?
-¿Cómo es posible que no le conozcas, si el maestro Wei es conocido en toda la región?
El samurái se sintió como un estúpido ante aquel aldeano y observó el respeto que aquel hombre sentía por
ese tal maestro Wei y que no parecía sentir por un samurái como él. Entonces decidió que aquel día
su fama superaría a la de Wei y por eso siguió a la multitud hasta que llegaron a la enorme estancia donde
el maestro Wei iba a impartir sus enseñanzas.
El maestro Wei era un hombre mayor y de corta estatura por el cual el samurái sintió de inmediato
un gran desprecio y una ira contenida.
Wei empezó a hablar:
- En la vida hay muchas armas poderosas usadas por el hombre y, sin embargo, para mí, la más
poderosa de todas es la palabra.
Cuando el samurái escuchó aquello, no pudo contenerse y exclamó en medio de la multitud:
- Sólo un viejo estúpido como tú puede hacer semejante comentario. -Entonces sacando su katana
y agitándola en el aire, prosiguió: -Ésta sí que es un arma poderosa, y no tus estúpidas palabras.
Entonces Wei, mirándole a los ojos, le contestó:
- Es normal que alguien como tú haya hecho ese comentario; es fácil ver que no eres más que un bastardo,
un bruto sin ninguna formación, un ser sin ningunas luces y un absoluto hijo de perra.
Cuando el samurái escuchó aquellas palabras, su rostro enrojeció y con el cuerpo tenso y la mente
fuera de sí empezó a acercarse al lugar dónde Wei estaba.
- Anciano, despídete de tu vida porque hoy llega a su fin.
Entonces, de forma inesperada, Wei empezó a disculparse:
_ Perdóname, gran señor, sólo soy un hombre mayor y cansado, alguien que por su edad puede tener
los más graves de los deslices. ¿Sabrás perdonar con tu corazón noble de guerrero a este tonto que
en su locura ha podido agraviarte?
El samurái se paró en seco y le contestó:
-Naturalmente que sí, noble maestro Wei, acepto tus excusas.
En aquel momento Wei le miró directamente a los ojos y le dijo:
-Amigo mío, dime: ¿son o no poderosas la palabras?
"Una
Palabra". Cancion de Carlos Varela, nacido en la Habana-Cuba el
11 de Abril de 1963.
Su música y su obra son lo más representativo de la llamada novísima trova cubana.
Su música y su obra son lo más representativo de la llamada novísima trova cubana.
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