LOS TEMORES QUE PARALIZAN
Casi todo el mundo posterga las cosas difíciles de acometer. Para
algunos esto causa problemas y crea tensiones en las relaciones
domésticas y profesionales. La mayoría de estas personas sienten que el
hábito de postergar es algo molesto que les gustaría superar.
Rita
Emmett en su libro, es capaz de motivar al lector para que se ponga manos a la obra...
En el capitulo 4 escribe sobre los "TEMORES QUE PARALIZAN" y hacen que se posterguen las cosas:
- MIEDO A LA IMPERFECCION
- MIEDO A LO DESCONOCIDO
- MIEDO A SER JUZGADO
- MIEDO A COMETER ERRORES
- MIEDO AL EXITO
- MIEDO A TENER QUE RESPONDER A GRANDES EXIGENCIAS
- MIEDO AL CAMBIO
- MIEDO A TENER DEMASIADA RESPONSABILIDAD
- MIEDO A LOS SENTIMIENTOS
- MIEDO A TERMINAR
- MIEDO A SER RECHAZADO
- MIEDO A TOMAR UNA DECISIONEQUIVOCADA
¿QUE ES EL MIEDO?
RAE ......"miedo".
¿COMO VENCERLO?
IGENTIFICARLO, AFRONTARLO, DECIDIR que puedes sobrevivir e incluso aprender de él. Entonces te moverás y tendrás control sobre tu vida.
SI PUDIERA VIVIR MI VIDA DE NUEVO (atribuido a Borges)
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.